domingo, 1 de febrero de 2009

Equilibrio - Borrador 1 y título opcional

John Wayne, un empresario exitoso en el mundo automotriz se casa un Mandy Thatcher, una mujer inteligente muy atractiva y por demás tan exitosa como él en el mundo de la cosmética.

Eran de un gusto tan refinado y tenian la manera para financiarlo que decidieron que su casa tendría un estilo tradicional japonés. Tenian un jardín Zen, su mesa para tomar el té, una cocina al piso con un Wok, una armadura Samurai con sus respectiuvas espadas, biombos de bambú y papel de arroz... en definitiva la casa de ensueño que tanto desearon.

Las cosas marcharon bien entre ellos hasta el día en que en una cena con amigos Mandy por accidente dejó caer sobre su blusa blanca una copa de vino. En John de pronto se dispara una cosa que no había sentido antes pero no se explicaba que era; no era sexual, tampoco era enfado o miedo.

Transcurridos unos días de aquel incidente con la copa, John se obsesiona por escuchar y ver cada cosa que hacía Mandy sin que lo notara: el sonido de la madera por la manera en que ella caminaba, sus modos a la hora de comer, el ver como ella escupía al cepillar sus dientes, peinarse y ver como caía el pelo de su cabeza al hacerlo y que ella no lo limpiara, el hecho mismo de vestirse, el modo de respirar mientras dormía. Entonces John empieza a ver que todo lo que hacía ella era inmundo y de solo pensarlo empezaba a temblar, exsudaba frío y en el peor de los casos vomitaba.

Esto empezó a acarrearle problemas en su trabajo, pues no dejaba de pensar en todo eso que hacía Mandy "La Cerda", como comenzó a describirla en su agenda cuando dedicaba a escribir de aquello que le estaba sucediendo.

Todo este desprecio y asco que empezó por solo esa copa estalló el día que Mandy enfermó de una gripa leve. Mandy estaba llegando a casa, y al entrar tomó un pañuelo de su bolso y se sonó pues estaba congestionada. John escuchó esta "sonada" como la corneta más ensordecedora en toda su vida. Al voltear a ver a Mandy, ella bota el pañuelo usado al piso sin querer. John se le queda viendo fijamente y de un tajo decapita a Mandy.

Fue un corte limpio, pues Mandy queda de pié e instantes después su cabeza se desliza y cae al piso delante de su cuerpo que queda de pié.

John siente un alivio como nunca tuvo, sintió una gran paz al saber que Mandy no volvería a romper su equilibrio, y esa noche durmió como solía hacerlo y de hecho mucho mejor.

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