La lluvia es la encargada de llevar el ritmo, el cual se basa en el estado emocional y las situaciones de cada uno de los personajes. Cuando comienza a llover los personajes comienzan a sufrir cambios importantes para el desarrollo de la película, y al dejar de llover ya cada uno tiene su propio problema que afrontar. Es como si la lluvia fuera la encargada de hacer evidentes las cosas que cada personaje tiene y se va para darle el espacio de resolverlo. Sin embargo cuando cada uno se encuentra en el clímax de este afrontamiento es cuando comienzan a llover ranas del cielo. Esto es algo completamente inesperado tanto por los personajes como por el espectador, y se usa como herramienta para sanar y limpiar: como un catalizador. Definitivamente es algo fantástico ya que esto no podría suceder en la vida real, sin embargo es un elemento clave para el desarrollo de cada uno de los personajes ya que es gracias a esto que cada uno de ellos abre la posibilidad de abordar su problema desde otro punto de vista, ya sea perdonando, siendo valiente, aceptándose a sí mismo o siendo sincero y esto mismo sucede con el espectador.
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